Casi todas las personas soñamos con tener éxito, fama y fortuna y dejar un gran legado al mundo cuando nos marchemos.
Desde niños pensamos que tener dinero es la felicidad. En verdad, el dinero nos da comodidades, nos hace la vida menos complicada, llevándonos a una zona de confort, en fín nos facilita todo. Evidentemente que lo material es importante.
Sin embargo, cuando basamos nuestro propósito de vida en el dinero, dejándonos llevar por la avaricia y la ambición, llegamos a un punto en donde, tristemente, descubrimos que de nada nos sirve tener tantas cosas
cuando en nuestra vida faltan las más importantes, como son: las relaciones con tu familia, tu pareja, amistades, compañerxs de trabajo, vecinxs; en fin que a nuestra vida le falta el calor humano...o simplemente le falta amor.
La vida te presenta grandes retos para que descubras que detrás de ella hay una gran lección. En esos momentos descubres cuanto hemos dejado de hacer o decir por enfocarnos en lo material que creemos que es lo que necesitamos para nuestro bienestar y de nuestra familia.
Cuando pasa el tiempo descubrimos que todo se queda y que el dinero no podrá darnos lo que merecemos para ser feliz, para sentirnos plen@s. Que por más dinero que tengamos cuando partamos de este mundo no podremos llevarlo. Sin embargo, lo que sí llevaremos son los buenos momentos vividos, esos instantes que al recordar nos roban el aliento y nos aceleran el corazón, esos sentimientos que nos hicieron sentir viv@s, amad@s, apasionad@s, ilusionad@s, felices y libres; esas personas que fueron las piezas claves del rompecabezas que es nuestra vida.
El amor es la clave para tener una vida plena y feliz, al final lo que importa es cuanto amamos y nos entregamos. cada aporte, gesto o servicio que hicimos a las personas con las que nos relacionamos. Esas experiencias son las que llenarán el corazón de alegría y satisfacción, esos sentimientos hacen que nos demos cuenta de que la vida cuenta y vale la pena.
Cuando logramos cultivar el amor encontramos nuestra esencia, pues a eso vinimos a este mundo: a amar y ser amad@s.
Fijemos objetivo de nuestra vida en lo verdaderamente importante: amar cada detalle de la existencia. Disfrutar cada momento como si fuera el último, disfrutar cada amanecer y puesta de sol, respirar el aire puro y limpio de la naturaleza, mirar la luna, emocionarnos en cada abrazo, en cada te amo, beso o caricia que damos o recibimos.
Hagamos que cada día cuente, que valga la pena seguir viv@s. Así cuando llegue el ultimo día sientamos felicidad por todo lo logrado, en especial que podamos descansar reconociendo que en nuestra vida lo que más importó fue el amor; porque a tiempo aprendimos que la clave...es el Amor.
Feliz y Bendecido Día.
Rossy Batista Guzmán http:// luzparatualmareflexiones.blogspot.com